lunes, 24 de octubre de 2016

Café





La taza de café, sabe fría.
Nada entibia un corazón, cuando esté ya no ama.
Arcoíris en sepia, mariposas extraviando sus colores en cada te quiero
Los pájaros, al igual que mi sensibilidad abandonan el vuelo
Ya no me conmueve el sufrimiento ajeno

Pues el mío abarca hasta el último espacio de mis ojos.
(Eliz Zú)  ajajaja 

miércoles, 12 de octubre de 2016

:-p

Dicen por ahí que escribir es la mejor terapia de todo, y es curioso pues a mí en particular no me funciona mucho.
Yo escribo, no cuando tengo pena, sino cuando tengo una bola de emociones que no me dejan hablar. Últimamente he caminado en un limbo emocional tan burocrático, que me tramita de recuerdo y expectativas constantemente. Me abruma la coraza de barro que cubre mis sentimientos y sobre todo por esa necesidad constante de encontrarte.
Debo confesar que me era más fácil antes, cuando suponía saber dónde estabas, todo era mucho más sencillo, pero desde cuando me enrostraste que no eras aquel, ni tampoco nadie similar, me invadió el pánico, terror en jamás poder conocerte. Te anhelo tanto amor mío, que el hecho de nunca encontrarnos me deja la boca seca y el cuerpo áspero.
No sé cómo hallarte, si no conozco tus ojos, ni tú voz, ni boca, solo me alienta la idea de que existas y me estés buscando con la misma desesperación que yo lo hago.
A veces me enturbia la idea de que tal si nos encontramos, sin reconocernos más bien no éramos aquellos que imaginamos. No resulto ser, el origen de tus expectativas y te endioso al nivel de olvidar que yo no era quien buscabas, ¿puedes ser tan ingrato el amor, para que me ignores?
Hace días me quede tendida sobre la orilla de cama, mirando una sonrisa coqueta.
¿Qué tal si eras tú? Qué tal si no lo eras, tendré más lágrimas que hipotecar por un futuro incierto, o audazmente, me armo de paciencia esperando que me reclames.

Amor mío no te pido que seas perfecto al contrario quiero fundirme en tus imperfecciones, quiero que anides en mis defectos y sobre todo no quiero basar mi felicidad en tus hombros, perfumarme de nuestras anécdotas, ser cómplice en nuestros temores, idioteces y en todo en general. Sobre todo amor mío quiero que llegues por mí que me reclames, porque ya en mi primavera me quedan pocos ciruelos que se niegan a florecer, sin alguien quien coma el fruto.

Buscar un lugar

  Ya no existen las palabras entre nuestros sustantivos  Nos volvimos entes totalmente desconocidos y opuesto, pero "mierda" vuelv...