Tengo la desazón amarga en mi
boca que hace no encontrar analogía perfecta para poder trasmitir mis emociones
en este instante. Arrebatadamente desarme todas las piezas de mi ajedrez
emocional y volví a cero nuevamente a enfrentándome al juego frente al espejo que
tanto me cuesta mantener.
Volví a los cartelitos en mi habitación,
de la nada apareció su risita recordando aquellas escenas en donde él decía
deja leerlo y yo avergonzada los arrugaba y botaba… creo que eso mismo hago a
veces cuando siento la soledad burlándose de mí.
En este tiempo de limbo emocional
me he dado cuenta de muchas cosas, cosas tan íntimas como que me encanta
entrelazar mis brazos en mi cintura y apretarme fuerte. Cosas tan vánales como que
me hacen tan estúpida como andar desnuda embetunada de crema supuestamente para
la celulitis y esta se esconde pero al día siguiente aparece con más fuerza.
Bueno con este nuevo escenario de
juego con todas mi piezas, más concentrada pretendo mantener el juego, sería
muy ingenuo de mi parte pretender ganarlo, siendo que no tolero mucho tiempo
jugando ya que la ansiedad me hace arcadas y vomitar todas mis promesas.