jueves, 3 de noviembre de 2016

fragmentos de un día cualquiera de una mujer cualquiera.

Tengo la desazón amarga en mi boca que hace no encontrar analogía perfecta para poder trasmitir mis emociones en este instante. Arrebatadamente desarme todas las piezas de mi ajedrez emocional y volví a cero nuevamente a enfrentándome al juego frente al espejo que tanto me cuesta mantener.
Volví a los cartelitos en mi habitación, de la nada apareció su risita recordando aquellas escenas en donde él decía deja leerlo y yo avergonzada los arrugaba y botaba… creo que eso mismo hago a veces cuando siento la soledad burlándose de mí.
En este tiempo de limbo emocional me he dado cuenta de muchas cosas, cosas tan íntimas como que me encanta entrelazar mis brazos en mi cintura y apretarme fuerte. Cosas tan vánales como que me hacen tan estúpida como andar desnuda embetunada de crema supuestamente para la celulitis y esta se esconde pero al día siguiente aparece con más fuerza.

Bueno con este nuevo escenario de juego con todas mi piezas, más concentrada pretendo mantener el juego, sería muy ingenuo de mi parte pretender ganarlo, siendo que no tolero mucho tiempo jugando ya que la ansiedad me hace arcadas y vomitar todas mis promesas.

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