martes, 19 de julio de 2016

día 14.

Hoy un día cualquiera de Julio en especial martes, con sabor de lunes…
Estoy acá con el corazón enmudecido, muchas veces hiperventilado pero en esta ocasión sin voz…
Ya no quiero que venga a mi rescate, al contrario quiero que se pierda en el infierno de mi ausencia. Quiero que su olvido, sea permanente y así de poquito, día a día de a poquito ir desapegando su aroma, piel y hasta rostro de mi siquis.
Ya no sé qué me dolió más, la evidente situación de falta de querer, o que me hiciera sentir que jamás me quiso, que sus actos me empequeñecieran al punto de sentirme invisible ante su presencia invalidando mi sufrimiento, restregándome su felicidad y cero empatías hacia mí persona…
Como que el quererlo me desvalorizara, me sentí como una enferma terminal ante un ser lleno de vida, me sentí como una mendiga rogando a pies descalzo una explicación, una limosna, un gesto que me consolara, pero al contrario él, solo con la tozudez digna de él, se mantuvo en su postura. De ignorarme.









YO NO LO BUSQUE, y sabes porque… ya no tenía fuerza ni alma, me queme con este amor, la rabia literalmente se posesionó de mi nombre  (te ha pasado eso de llorar con el cuerpo, lágrimas escapándose de tu boca, la pelvis gritando y tu manos apretando fuerte las piernas al punto de enterrar las uñas y la mandíbula tiesa de tanta rabia, tristeza que sudas… asqueas las palabras y no hay nada que te calme ese fuego que te enceguece, así llorar con el cuerpo)
Llegue a la catarsis de entender que no podía hacer nada, que ya no importaba si él me estaba castigando por mi forma intensa de ser ¨por decirlo de alguna manera sutil¨ no quise buscar justificación solo memorice la imagen en donde él estaba feliz con otra chica que no era yo.
Él había elegido otros labios que besas, otra risa la cual despertar en las mañanas y a otro cuerpo a cual adular.
En la oscuridad de mi habitación, “escuche un enserio que estas así por un amor no correspondido”
Pensé que estaba enfermando… que ya estaba escuchando voces y había brotado en mí la esquizofrenia que siempre oculte. Pero nada de eso… era mi útero que hablaba… era mi reflejo en el espejo que me acariciaba y susurraba que yo no era un problema, que yo era un tesoro…
Y como tal me tenía que encontrar y así poder confeccionar un mapa para que un pirata valiente, pudiera así encontrar, y si no llegase aquel personaje ya no importaría porque ya había descubierto el tesoro que era mi nombre, que debía levantarme de ese hoyo y agradecer a la vida que me regalara otra oportunidad para amar, pero ya no amar a este personaje cruel, a este verdugo… sino aprender amar a la persona que cubre mi alma… mi nombre…

La rabia que me quemaba empezó a disminuir… 

1 comentario:

  1. Impresionante, la verdad es que me gustan mucho tus lecturas, no las dejes por nada en el mundo... No he conocido a nadie tan apasionada como usted, la felicito por la mujer que es!!!

    Atte.
    Luis Alberto Troncoso

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